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Confirmación 2013

Confirmación de los Alumnos del Colegio Sagrado Corazón.

Visita de Nuestra Fundadora "Elisa Domínguez" al Colegio

La Fundadora del Jardín de Infantes EL PATITO FEO, visita la institución después de 40 años.

Elisa Domínguez, fundadora del Jardín “Patito Feo”


En el año 1967, Elisa Domínguez, profesora de Letras y profesora superior de Catequesis, llega a Corrientes con la intención de crear un Jardín de Infantes. Nacida en Villa Ballester, Buenos Aires, hija de padres libaneses (David Domínguez e Isabel Harfuch), recordaba siempre que en 1905 sus progenitores compraron un campo en la localidad correntina de 9 de Julio, que allí se instalaron y que en cuanto estuvo a su alcance, donaron una iglesia al pueblo, primero fue una construcción pequeña a la que sumaron más terreno en 1940, con dirección de obra desde el Arzobispado.
“En la década del ‘30, no había iglesias en los pueblos. Monseñor Francisco Vicentín, Obispo de Corrientes, acompañado por un baqueano, fue fundando las iglesias y capillas, incluso cuando la distancia era de cuidado, 9 de Julio por caso, está a 250 kilómetros de la capital”, dice Elisa Domínguez, mientras juntas vamos armando su historia de vida. De trato muy cordial, emocionada por el reconocimiento que la comunidad educativa del Jardín de Infantes “Patito Feo”, del Colegio “Sagrado Corazón” y del Instituto “Monseñor Roubineau”, brindarán a su obra, recuerda, volviendo al año 1967, que a poco de arribar a Corrientes se dirigió a la Parroquia Santa Rosa de Lima y expresó al párroco su deseo de abrir un Jardín de Infantes. “Pero no me conocía, no sabía nada de mí y el proyecto quedó en la intención. Resuelta a cumplir con la tarea que me propuse, concurrí al Arzobispado. Monseñor Vicentín y Monseñor Ramón Roubineau, Vicario del Obispo, escucharon mi propuesta”.
Luego de esa entrevista, Monseñor Roubineau, a cargo de la Capellanía del Sagrado Corazón de Jesús, ubicada en el Barrio Berón de Astrada, le cede a Elisa una pequeña habitación donde funcionaba la Sacristía y el Jardín de Infantes abre sus puertas con dos divisiones, recibiendo ese primer año, a niños de 3 a 5 años.
“El Berón de Astrada era un barrio residencial muy bonito, sin más vecinos en una enorme plazoleta donde estaba la capilla y el jardín. ¿Por qué elegí el nombre de Patito Feo?”, pregunta con una sonrisa esta señora que desde 1980 vive en San Lorenzo, Santa Fe, que es mamá de María Luciana del Carmen y de María Milva del Rosario Sánchez, que tiene 3 nietas y que desde hace 37 años no volvía a Corrientes, hasta hace un par de meses, cuando regresó y recorrió emocionada, esa obra que fue semilla en sus manos. “En el cuento, el Patito Feo se convierte en cisne y eso quería para mi jardincito, que fuera cada vez más bonito. Los padres jóvenes del barrio que me confiaron a sus hijos, Monseñor Vicentín que acompañó todos y cada uno de los actos, Monseñor Roubineau que me brindó su apoyo incondicional, fueron los verdaderos responsables de esta obra.
Para el segundo año, ya contábamos con cuatro divisiones, el jardín crecía y los niños también, así que en cada ciclo lectivo, se sumaba un nuevo emprendimiento. Nació la escuela primaria “Sagrado Corazón”, el Colegio secundario “Monseñor Ramón Roubineau” y de aquel primer grupito de 20 pequeños, la comunidad educativa cuenta hoy con más de 2.000 alumnos”.
“El Colegio siempre brindó una enseñanza muy fuerte”, dice Elisa y recuerda entre las actividades extraprogramáticas, que con el auspicio de Casa “Tauro”, de Magno González, los chicos actuaban en radio LT7 y en Canal 13 de Corrientes. “A las 13, daban las célebres audiciones del Patito Feo. Después de las horas de clases, funcionaba un Centro Catequístico donde 6 ó 7 docentes trabajaban con grupos de alumnos de entre 40 y 50 chicos”. Cuando Elisa se retiró, el plantel era de 100 maestros y de 60 profesores entre el Jardín de Infantes y los Colegios secundario y primario.
“Monseñor Roubineau fue un santo. Convengamos que eran sacerdotes de muy buena conducta y de allí su ejemplo. Los chicos lo querían y su dedicación llegaba hasta los padres, a quienes brindaba sus consejos sobre temas que manejaba con sobrada experiencia”.
Los sueños, son misiones que cada cual aspira hacer realidad y fue el sueño de Elisa Domínguez, el que dio vida a un proyecto de raíz fuerte que creció hasta convertirse en un árbol que alcanza con su frondosa copa, el cielo de la buenaventura.
Hace algún tiempo, el Patito Feo se puso el uniforme de jardinero y fue un niño más. Elisa lo vio llegar y así comenzó una nueva historia.

Fuente: Diario El Litoral del 26/10/2013